Hay fechas que son particularmente recordadas, y para los valencianos en general y los aficionados en particular, 1957 es un año de hondo sentido histórico. Fue el año de la riada. Sin embargo, para nuestra afición, el ejercicio empezó siendo especialmente fecundo, con la gestación de AVAF, y en especial por la aparición de una publicación que dejó perplejos a más de uno en toda Europa por su alta calidad editorial.

Se trataba de la revista TREN MINIATURA en formato octavilla, del valenciano Vicente Quiles Real, un notable comerciante del negocio de la almendra y la miel, que, afincado por aquellas fechas en Palma de Mallorca, se dedicaba en sus múltiples viajes a recoger cuanta documentación pudiera sobre modelismo ferroviario.

Y consiguió editar una revista especializada al nivel del resto de las entonces conocidas: Italmodel, Loco Revue, European Railways, y muy pocas más en todo el mundo. De hecho, llegó a montar una tienda llamada LOVY en que se vendía esta especialidad juguetera, y que, junto a la venta de artículos de perfumerÍa, regentada por su esposa, se vendían nada más y nada menos que trenes a escala de las marcas Märklin y Fleischmann. Local en que había, por cierto, una tupida red en escala H0 suspendida del techo.

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